En estos días duros de confinamiento, y teniendo en cuenta las fechas de pascua en las que entramos, hacemos eco parcialmente de una noticia de EL PAIS sobre cómo astronautas y científicos polares gestionan el aislamiento que sufren en su trabajo.


Los estudios sobre la psicología del confinamiento señalan claves para superar los deterioros que causa, como el humor, celebrar pequeñas victorias y respetar el espacio de los demás.

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“Estos días hemos escuchado muchas historias de aumento de sensaciones de depresión, ansiedad, irritabilidad y trastornos del sueño experimentados por personas aisladas por el coronavirus, muy similar a lo que experimentan algunos astronautas y expedicionarios polares”, asegura Larry Palinkas, psicólogo de la Universidad del Sur de California. “No todos los humanos pueden adaptarse fácilmente”, añade este experto, que lleva décadas estudiando a personas sometidas a estas condiciones, también para la NASA. Pero aunque no es un reto fácil, Palinkas cree que la experiencia de astronautas y expedicionarios puede ser de gran utilidad ahora. Evidentemente, sin olvidar las condiciones sociales y económicas de cada uno: los astronautas no tienen que reparar la nave con un bebé en brazos ni bajar a la calle a ganarse unos euros para pagar el alquiler.

«Un repaso a los síntomas habituales resulta demasiado familiar: dolores de cabeza, aburrimiento, fatiga, falta de higiene, menor motivación y aumento de peso provocado por un mayor apetito.»

“Ellos saben que habrá días malos, pero que pasarán”, afirma Emma Barrett, experta en la psicología de estas situaciones extremas de la Universidad de Manchester. “Lo importante es centrarse en el presente y tratar de no detenerse en un futuro incierto. Concéntrese en las cosas que puede controlar, no en lo que no puede. La ansiedad puede salirse de control si pasas todo el día preocupándote por el futuro”, insiste Barrett.

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